Cuenta la leyenda, que una muchacha que trabajaba como aguadora, harta de llevar el cántaro por las empinadas calles de la ciudad de Segovia, aceptó un trueque con el diablo: dispondría del alma de la joven, si, antes de que el primer rayo de sol brillara, el agua llegaba hasta la puerta de su casa.
La noche cayó y la aguadora comenzó a dar vueltas en la cama sin poder dormir, consciente de su culpa y se puso a rezar sin obtener respuesta.
Cuando el diablo comenzaba a celebrar su victoria llevando la última piedra, el primer rayo de sol golpeó su cara.
La joven,sorprendida corrió a la iglesia para confesar ante el sacerdote... En el hueco que quedó es donde ahora está la imagen de la Virgen de la Fuencisla y si os fijáis bien, aún se pueden ver huecos de las huellas de las pezuñas del diablo en las piedras del acueducto.
ARIADNA
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